Este poblado es considerado el lugar habitado más frío en el mundo, tanto así que los dos mil 300 residentes han tenido que adaptarse a un invierno que dura nueve meses y a una temperatura que oscila entre menos 50 y 60 grados centígrados.
Vivir al extremo no necesariamente implica realizar actividades que desafían la velocidad o la gravedad, sino también soportar las inclemencia del tiempo, tal como lo hacen los habitantes de Oymyakon, ubicada cerca de la república de Saja, en el este de Siberia, en Rusia.
Este poblado es considerado el lugar habitado más frío en el mundo, tanto así que los dos mil 300 residentes han tenido que adaptarse a un invierno que dura nueve meses y a una temperatura que oscila entre menos 50 y 60 grados centígrados, aunque el termómetro ha llegado a marcar hasta menos 67.7, tal como ocurrió; en febrero de 1933.
Consumir productos frescos resulta impensable en esta parte del mundo, ya que no logran conservarse, de forma que la dieta de los habitantes está basada en carne de res, caballo, reno, conejo y pescados, los cuales se congelan 20 segundos después de haber sido sacados del agua.
Dejar los automóviles estacionados en la calle también es inconcebible; estos deben resguardarse en cocheras con calefacción, pues de otra manera no habría cómo hacer que arranquen hasta la primavera, o bien estar en funcionamiento en todo momento y apagarse hasta llegar a un garaje igual, ya que de lo contrario la gasolina se solidifica.
Los inodoros se encuentran por lo general afuera de las viviendas, ya que las tuberías pueden reventarse con el agua helada; sin embargo, los recubrimientos de madera en las casas les permiten tener algunas comodidades de la vida moderna.
Incluso hay cosas que no se pueden usar, como anteojos o lentes de sol, ya que éstos se pegan en la cara; la tinta de los bolígrafos también se congela, los celulares no funcionan como deberían y las baterías se descargan; además, los habitantes dependen en gran medida de una planta de calefacción que está en el pueblo para poder entrar en calor con algo más que sólo vod-ka, bebida a la que son asiduos.