Ubicada entre Puebla y Oaxaca, la Reserva de Tehuacán-Cuicatlán es un lugar único donde convergen la biodiversidad, la historia y la cultura. Con más de 4,900 km², es una de las zonas más ricas en flora y fauna de América del Norte, destacando por sus cactus columnares, algunos de hasta 20 metros de altura, y su variada fauna, que incluye especies como biznagas, víboras y ranas.
Además de su valor natural, esta reserva es de gran importancia histórica. En la Cueva del Maíz en Coxcatlán, se encontraron los primeros registros de la domesticación del maíz, lo que la convierte en un sitio clave en la historia de la agricultura en Mesoamérica. Los paisajes de la reserva, que fueron antiguos océanos, están llenos de huellas de dinosaurios y fósiles marinos, como en San Juan Raya.
Para explorar este fascinante lugar, puedes visitar el Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, en Zapotitlán Salinas. Desde aquí, se pueden realizar recorridos a lugares como la Cañada del León, con sus impresionantes formaciones basálticas, o la Cuenca de los Músicos, donde se hallan más de 200 pinturas rupestres.
Los amantes de las aves también disfrutarán de esta reserva, ya que es hogar de más de 140 especies. Se ofrecen recorridos guiados donde se puede observar al búho cornudo, el águila real y la matraca del Balsas. Además, se pueden realizar recorridos nocturnos para admirar el desierto bajo el cielo estrellado.
Si prefieres sumergirte en la cultura local, puedes caminar entre plantaciones de maguey y probar el pulque tradicional. También puedes conocer los vestigios de la cultura Popoloca en el Cerro Cuthá, donde se encuentran los restos de una antigua ciudadela y la tumba del gobernante Xapotl.
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